LO QUE SOMOS
Tenemos:
dos
ojos, y una percepción,
para
ver dos veces lo que juzgaremos una vez.
Dos oídos,
y una boca,
para oír
dos veces antes de hablar.
Dos
orejas, y una cabeza,
para balancear
nuestra imagen ante los demás.
Dos fosas
nasales, y una nariz,
para
olfatear dos veces los olores de la vida
y
emitir juicio de valor en acertado sentido;
y para
equilibrar nuestra efigie
ante el
golpe visual de los demás.
Dos
brazos, y un tronco corporal,
para no
indicar que estamos hacia un lado
o hacia
el otro, sino en neutralidad.
Dos manos
similares entre sí,
para no
dejar caer lo que tomamos.
Lo que
es bien habido y propio, se ha de cuidar
y
defender a capa y a espada.
Dos
piernas, y una silueta de pies a cabeza,
para
mantener firmeza y prever caídas
ante
los golpes del destino.
Dos
gónadas, y un falo,
para encubar
la perennidad de nuestra especie
con
doble cuidado por cada vez que se expulsa la simiente.
Dos
pies, y hacia el mismo sentido,
para no
ir ni hacia atrás ni hacia adelante a una vez,
ni dar
vueltas en sí mismo.
No ha
de haber cabida para el doble ánimo
en el
andar humano.
Tenemos:
Cinco
dedos, no iguales entre sí, en cada mano.
¿Por
qué?
Son los
sensores que detectan las distintas
texturas
de la vida.
¡Ah!
Pero también son cinco los dedos
de cada
uno de los pies.
Porque nos
equilibran
ante
los retos
del
camino.
Y qué
hay de los dos pezones.
¿Te has
preguntado para qué sirven en el hombre?
Desnuda
que fue la humanidad
se hizo
consciente de ese estado
y se
cubrió la zona genital,
pero
dejó al descubierto las tetillas
como símbolo
diferenciador entre el varón y la hembra.
Y ¿por
qué solo un ombligo y un ano?
En la formación
intrauterina,
por el
primero entra la vida
y por el
segundo está prevista que se vaya.
Una vez
nacido, el aparato digestivo superior
llega a
suplantar al primero.
No
obstante, éste sigue siendo la espera
para
que la ciencia inyecte vida en los humanos.
Pero ¿Dónde
están almacenadas las células madres
que se han
ido con el extremo externo del ombligo
por el
torrente de aguas negras
o se han
esfumado por las chimeneas
o por las
columnas de humo a campo abierto?
Y qué
hay allá donde a simple vista no se mira:
un
cerebro, un corazón, una garganta,
un esófago,
un estomago (o el segundo cerebro),
un hígado,
y un páncreas…
Esto es
porque no podemos ni debemos ser dos en uno.
Dos pulmones,
dos riñones,
y dos
intestinos (el grueso y el delgado),
para
que aspiremos cada día a más,
y para
que seamos más limpios cada día
mediante
el dreno de los desechos sólidos y líquidos
inservibles.
En
general, el resto es musculatura, piel, vello y cabellera,
recursos
de formas y estéticos de la humana apariencia
que nos hacen vernos, entre nosotros, diferentes.