lunes, 25 de octubre de 2021

 

EL CARIBE LO CUENTA, 

un libro en el que se sintetiza  la idiosincrasia caribeña de Nicaragua 

El caribe lo cuenta es un libro compuesto de diez cuentos para leerse no solo como un producto artístico-literario, sino como un aporte antropológico y sociológico, pues en sus páginas se retratan vivencias, usos y costumbres de las comunidades caribeñas afrodescendientes, miskitas, mayangnas, ramas, creoles, garífunas y mestizas. En esta obra se expone sin importar pueblo o procedencia la esencia del caribe nicaragüense.

En una ristra de ficción, mito y leyenda en el que se desenvuelve de principio a fin, este libro lleva al lector hasta su ultima hoja sin darse cuenta que su lectura ha terminado. Por eso, se afirma que El caribe lo cuenta es una obra en la que hay mucho por descubrir y que todo amante del saber debe motivarse a leer y a releer.

El Caribe lo cuenta es el más reciente libro de cuentos del autor Richard Wilson A., el cual ha sido editado por la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN) como parte de las tareas que en pro de la memoria ancestral de las comunidades aborigenes (misquitos, sumos-mayangnas, garífunas, ramas), creoles, afrodescendientes y mestizas del caribe Nicaragüense ha desarrollado en el presenta año dos mil veintiuno.

Esta obra fue presentada en el Salón Rubén Darío del Palacio de la Cultura del Instituto Nicaragüense de Cultura, en la ciudad de Managua, el quince de octubre del año dos mil veintiuno.

jueves, 24 de junio de 2021

EN EL DÍA DEL PADRE
Anónimo
Me visitaron algunos de mis amigos,
me chatearon otros de ellos,
y todos a una voz:
“Veremos qué escribe este bro
en ocasión del día del padre…”
 
Pero mis manos comenzaron a temblar
de emoción y de impotencia
ante la máquina del tiempo.
 
Ante el tiempo que pasa y demuele
todo cuanto a su paso encuentra.
El mismo tiempo que se llevó la niñez,
la juventud y la vida entera de mi padre.
 
Sí. Pues, me parece ayer
cuando le miré vigoroso y pleno
nadando en las aguas de su juventud.
Era mi padre de carácter fuerte
y de ímpetu indetenible en los afanes de su campiña.
“Quien no trabaja, que no coma”.
 
Cuidadoso de lo ajeno más que de lo propio.
“Lo ajeno se respeta y no se toca;
sea una persona o sea una cosa”,
eran sus palabras y sus actos.
 
Temeroso del Supremo, ante todo.
“Si algún día se apartan de los Caminos del Señor,
será porque quieren,
pero nunca porque no se los haya indicado”,
a su prole repetía.
 
Tengo a mi padre por diligente y sabio,
pues procuró que en casa nunca faltara el pan de cada día,
ni el pan de la enseñanza
ni el Pan de Vida.
 
Padre: cómo añoro oír tu voz
para saber cómo afrontar las embestidas de la vida;
cómo anhelo tu valentía frente a las adversidades…
cómo deseo tus habilidades frente a los desafíos…
 
Y, así, frente al teclado de la máquina del tiempo
se desmoronó mi ánimo.
Ante una lluvia de lágrimas mis ojos se opacaron,
y a mis amigos solo dije:
 
Bienaventurados quienes pueden ser padres;
y más afortunados quienes cuentan con uno
a quien puedan admirar y prodigarle mil cuidados.
 
La ausencia del padre nada ni nadie la llena.
Su valor consiste en ser insustituible.
Nútrete de él hoy si aún lo tienes
para que el mañana sin él sea llevadero.

martes, 15 de junio de 2021

 NICARAO-CARIBEA:
a una voz el diverso canto del caribe nicaragüense

Por Richard Wilson A.
Managua, 11 de junio del 2021

 Afuera el sol de junio reverbera y lucha cuerpo a cuerpo contra el virus del Covid-19. Aquí adentro, en el Salón “Rubén Darío” del Palacio de Cultura, en la siempre calurosa Managua, la sangre caribeña salta a borbotones sobre los concurrentes con música y poesía misquitas, sumu-mayangnas, afrodescendientes, creoles y mestizas. Se está presentando el libro Nicarao Caribea: antología general de la poesía de la Costa Caribe de Nicaragua, en la que el antologista y poeta Bluefileño Eddy Alemán reúne la voz de poetas y poetisas del caribe nicaragüense nacidos entre 1903 y 1997; ya resplandecientes en el firmamento unos, y peregrinos todavía en el Valle de lágrimas, otros.

Librado de la exterior temperatura abrasadora que tuesta las calles capitalinas, me resguardo a la sombra del Palacio de Cultura diseñado por el suizo Pablo Dambach en 1935; edificio en donde alguna vez estuvo el Poder legislativo al que la voz popular llamó “La chanchera”. Los exponentes de la Antología y los asistentes estamos en un amplio salón cuyas paredes exhiben sendas pinturas que muestran al inigualable Rubén Darío, de cuerpo entero en una, solo su rostro, en otras; y hasta hay una fotografía del monumento que en su honor se ha erigido en Chile. Apenas voy a posar la mirada sobre el retrato que en óleo sobre tela le hizo al excelso poeta el distinguido pintor español Lluís Ribás, cuando se me acerca el poeta Eddy Alemán y me dice:

 —No fregués, no te pude incluir en esta antología, pero aquí te regalo un ejemplar de ella.

 Es una obra editada por el Instituto Nicaragüense de Cultura y publicada en mayo 2021 con la colaboración de la Fundación Rodrigo Campbell. Es un libro de cubierta blanda en cuya discreta portada viene el título de la antología; en su contraportada aparece una referencia jurídica atingente a los derechos constitucionales de los pueblos caribeños, una cita alusiva a la esencia poética de esos pueblos (la cual apareció en la Revista Taller No. 14 que editó la Editorial universitaria de la UNAN-León en 1977), y también unos versos del antologista. Y en las solapas está una ficha biográfica del compilador de este compendio de poemas. La obra está impresa en 317 páginas de papel offset ahuesado. Toda una composición con la muestra poética de treinta mujeres y cincuenta y siete hombres cantando sus versos a la vida, al amor, a la naturaleza, al Pueblo, a la libertad, y al entorno inmediato en el que cada vate afianza su identidad telúrica.

Después de la Antología poética de la Costa Caribe publicada por la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe nicaragüense en 1998, y del compendio poético “Bluefields en la sangre” publicado en el 2011 por los poetas Franklin Brook y el mismo Eddy Alemán, esta es quizás la más completa compilación de la poesía del Este de Nicaragua. Esto viene a confirmar la tesis de que la voz poética del oriente nacional ha estado siempre audible desde su oralitura cuyas raíces están en la progenie ancestral, y ahora mediante la literatura manifiesta en obras como ésta. Es así, entonces, cómo queda derribada la otredad y el marginalismo de las que fueron víctimas alguna vez los pueblos originarios, afrodescendientes y creoles de esta mitad de Nicaragua. Pues, las voces miskitas, sumu-mayagnas, garífunas, creoles y mestizas que convergen en esta Antología demuestran el potente espíritu creador de la palabra que posee esta región desde la multiculturalidad y la plurietnicidad de su población.

Esta antología es un libro que debería ser leído y analizado en los templos de la enseñanza media y superior tanto del Caribe nacional, para fortalecer valores de identidad, como del Centro y del Pacífico Nicaragüense donde se ha de fomentar conciencia plena del conjunto cultural que compone toda la nación pinolera. Por lo que es deseable ver a entidades nacionales o extranjeras, del sector público o de la iniciativa privada, haciendo una labor de mecenazgo a fin de reproducir esta obra en mayor tiraje para que llegue a precio asequible, y de ser posible en forma gratuita, a los niveles educativos antes aludidos. Pues, toda erogación que se realiza en materia educativa nunca será un gasto sino siempre una inversión.

Así que, quien encuentre un ejemplar de esta Antología, que la adquiera en buena lid y sea sensitivo frente a ella. Pues, contiene desde una muestra de la poesía rama, garífuna, sumu-mayangna, hasta las destacadas voces poéticas de David MacFields, Erna Narciso, Isabel Estrada, June Beer, Lisandro Chávez Alfaro, Carlos Rigby, William Howard, Iván Figueroa, Napoleón Rojas, así como de otras expresiones poéticas noveles que van forjando estela en el mundo literario caribeño.

Felicitaciones poeta Eddy Alemán por realizar este trabajo; y gracias al Instituto Nicaragüense de Cultura y a la Fundación Rodrigo Campbell por apuntar sus esfuerzos en función de la cultura nacional y en particular de nuestra Costa Caribe al editar y publicar esta obra.

 



¡Felicidades Bluefields por tus fiestas de mayo!



jueves, 22 de abril de 2021

 El libro 

"Enunciados fundamentales" 

es una obra para formar en valores. 

Profesor Eliseo Hernández, 

director del Colegio La Salle NG.






 

miércoles, 14 de abril de 2021

martes, 13 de abril de 2021

 

WILLIAM IRVING HOWARD LÓPEZ Y EL
POEMARIO DE AQUÍ Y DE ALLENDE LOS MARES.

Por Richard Wilson A.


El 4 de marzo del 2021, un caballero de andar pausado, de pulcro vestir y de mirada soñadora, me fue presentado. Se me dijo de él que era un abogado y notario devenido para entonces en titular de una Judicatura en la ciudad de Masaya, mas la conversación entablada me hizo llegar al afrodescendiente y poeta que es. Pues, en coautoría con el poeta caribeño Eddy Alemán Porras, en el 2015 publicó el poemario Amando en la lucha; así mismo, supe que su poesía forma parte de la antología La Autonomía en la poesía de la Costa Caribe Sur… homenaje a Rubén Darío (2016), y de la Antología conmemorativa amor, desamor, nostalgia (Guatemala, 2018). Y por esto mismo, es miembro del Circulo Literario Rodrigo Delgadillo León, de la ciudad de Masaya; y de la Asociación de poetas y escritores del Caribe Nicaragüense Anthony Campbell de Bluefields. Su presencia en la tierra que desaparece las bananas ante los ojos de aquel que las desprecia (en Nueva Guinea, Caribe Sur), donde en aquella fecha se esparcirían al aire libre los versos del caribe y de cuántos así lo quisieran en el VII Festival de poesía, fue para mí la comprobación de que estaba frente a un amante de la literatura. Cosa que confirmé cuando el mismo William Irvin Howard López, me dijo:

 —-¿Usted ya tiene mi poemario Mi viejo, su pueblo y sus viajes?

 

—En el acto de cierre del Séptimo Festival de poesía de Nueva Guinea, celebrado el año pasado, me lo obsequió el poeta Eddy Alemán —le respondí cargado de vergüenza. Y agregué:— Lástima. Tan solo le leí la introducción, lo puse en la mesa donde sirvieron la cena y de un momento a otro alzó vuelo y se me fue.

 Dos días después de ese intercambio de palabras, al clausurarse el VIII Festival de Poesía del 2021 de Nueva Guinea, detrás de una espontánea sonrisa que se le dibujó en el rostro de afro-chorotega, vino el ofrecimiento:

 —A usted quiero darle un ejemplar de mi poemario.  

 Se ausentó por instantes y dos minutos después, ante los ojos de la cómplice de la prolongación de mis días, recibí un ejemplar del referido poemario con esta dedicatoria: A Richard Wilson A., con sincera estima W. Howard López. 6 de marzo, 2021.

 Se trata de una obra de cien páginas impresas en papel bond 40, con una cubierta de sulfito emplasticado a todo color. En su portada está la imagen de la Iglesia Morava, una muestra de la arquitectura moderna que se yergue sobre el paisaje bluefileño, y una panga de motor fuera borda que zarpa del Muelle municipal hacia el destino cotidiano.

 Ya entrando en el libro, a tan solo tres hojas del inicio, mediante un dibujo al carbón del artista Ronald A. Navarrete Orozco, la obra nos deja ver a don Irving Milton Howard Hodgson (Bluefields 1930-2014), personaje de los versos que pueblan sus páginas tan solo después del prólogo de Carlos Castro Jo (el soñador que cuanto más se aleja de su patria, más se entraña en su amado Bluefields).

 Y, así, sucede la aventura que el autor nos manifiesta en lenguaje diáfano y cotidiano, y no por ello menos poético, retratándonos primero a Bluefields, el pueblo de su padre, para luego hacernos ir en los viajes de su viejo; y hablarnos, enseguida, del gran viaje del promotor de su existencia. Hace el autor en esta obra un símil de la vida misma con cada una de estas tres secciones que la componen, al ubicar al humano en su base de operaciones (Bluefields) desde donde emprende los diversos viajes que implican la cotidianidad y que constituyen las acciones previas al Gran viaje de donde ya nadie vuelve.

 Y de este modo, en la sección primera, el poeta alude a los parajes de la geografía encantada y encantadora de aquel pueblo de Kukras y de Ramas, que yace a orillas de la bahía en la que en 1602 el neerlandés Abraham Blauvelt o Bleeveldt (se dice que de este nombre se deriva el nombre Bluefields) se enquistó y, por su posición estratégica, la tomó como punto de partida de sus actos bucaneros y belicosos. Alude el autor sus vivencias cotidianas al lado de su progenitor; refiere al puerto del Bluff; a los afrodescendientes y a toda esa plurietnicidad (misquitos, ramas, mayangnas, creoles, mestizos y hasta a los chinos) que caracteriza al terruño caribeño nicaragüense, pasando por los infaltables personajes populares (como Mendiola Pajita o Miss Magga) que han marcado la cotidianidad de la bahía blufileña, hasta desembocar en el festivo acto en que el negro celebra con sopa marinera la alegría de un alma en libertad.

 En la segunda sección poetiza el autor las vivencias no exentas de vicisitudes que su padre tuvo durante los años en que curtió su afán marinero, y que lo llevaron desde la cercana Mosquitia Hondureña hasta las lejanas tierras del griego Ulises. Nutridas son las descripciones subjetivas de Hawái, de Las Bahamas, así como de las aventuras de la colonización a la inversa que negros del Caribe hicieron en las occidentales tierras africanas al formar la Liberia del continente negro. Así, la segunda sección de este poemario está llena de poesía subjetiva, lo que a mi entender es ya característico de este autor, pues, a través de ella nos hace reflexionar que la vida es efímera como los tulipanes holandeses que el viejo lobo de mar, padre del autor y personaje de su obra (Irving Howard Hodgson) acarició a su paso por los países bajos. Asimismo, hace poesía con los retazos de la historia que su padre desprendió de las vivencias marineras que supo de la Francia revolucionaria del siglo XVIII. Y sin alarde ni exageración, el poeta expone en forma lírica y a la vez épica, cómo el personaje principal de su poemario, en su calidad de navegante, surcó los mares del Japón e impuso su impronta de afrodescendiente en el lejano oriente, y, así, también en el oriente medio, pasando por los extensos mares de arena de Egipto, evadiendo con temblor y temor las nereidas y las sirenas del Mediterráneo, soslayando al imperio Persa y al imponente Dubái, desde donde mediante un deseo-poema testó el personaje de su obra y le impuso al autor el deber de consolar a la autora de sus días en caso de no volver al hogar.  

 Luego, como siguiendo un itinerario existencial, el autor traza la tercera sección del libro, intitulándola en forma sugerente: El gran viaje, en la que describe sus angustias cotidianas contrapuestas a la esperanza de alguna anunciación que le trajera consigo la resurrección y con la cual pudiera desaparecer los dolores existenciales. Y, así, entre actos mimosos y consentidores, entre la evocación de viejas hazañas personales y marineras; entre expresiones de consuelo y de reflexión, prevé el autor junto a su padre un horizonte esperanzador que lo hiciera desembocar a través de las páginas de este libro, como si de salir de un mar hacia otro se tratara, a un mundo ya sin su padre, en el que ya iría preparado el autor para forjar su propia forma de navegación allende los mares de la vida en los que embravecidas olas lo esperarían para probar si está hecho de la misma madera con que fue formado su padre.


 Estos, pues, son poemas épicos, pero también liricos; más no líricos porque el autor plasme su sentir o su reacción frente a lo que pudo haber vivido él en directo como individuo, sino por lo que producen en él las vivencias de su padre. Y por tal razón creo que son poemas subjetivos, pues, traen consigo la admiración o la reacción del sentir de quien oye al ser que más ama y que más admira como su héroe personal. Es poesía subjetiva quizás en contraposición de la poesía exteriorista cuyo creador y máximo exponente es nuestro coterráneo Ernesto Cardenal, porque expresa su reacción a partir de lo que siente y piensa de lo vivido por su padre. Por lo tanto, este conjunto de poemas venidos en el libro Mi viejo, su pueblo y sus viajes es una obra llamada a ser leída, y, sobretodo, sentida, como deber ser toda la poesía.

 Por lo antes dicho, considero que este libro debería estar a disposición del público del Caribe nicaragüense, así como de toda Nicaragua, pues, en sus páginas, y a través del personaje que lo motiva, se retrata la cotidianidad, la historia y la geografía de Bluefields y del Caribe nacional, tierra de misquitos, de ramas, de garífunas, de mayangnas, de afrodescendientes, de creoles, y de mestizos, que la aman, ya sea porque residen en ella o porque la llevan consigo.

 Costa Caribe Sur, Nicaragua. Abril 13 del 2021