viernes, 26 de enero de 2018

El Premio Nobel
también se quedó sin Nicanor Parra.

Dio el paso hacia la perpetuidad
 cuando él quiso.
Y su espiritu dice:
“Voy y vuelvo”.
Porque yace entre nosotros con más ímpetu.   
RW.

Reconocida con otros galardones y cargada de fama internacional, la obra literaria del poeta chileno Nicanor Parra, no fue reconocida por el Premio Nobel de Literatura. Quizás porque el Comité de Estocolmo se hizo el sueco, o tal vez las aparentes vacilaciones ideológicas del postulado inclinaron la balanza hacia el no. De cualquier modo, Nicanor Parra pasa a formar parte de la selecta lista que integran: Rubén Darío, el gran poeta y prosista nicaragüense, renovador de la lengua de Cervantes; Carlos Fuentes, mejicano autor de obras magistrales; Jorge Luis Borges, el sin par literato argentino; Juan Rulfo, también mejicano, célebre por decir mucho con pocas palabras, tal lo muestran sus imperecederas e influyentes obras El llano en llamas y Pedro Páramo; Julio Cortázar, otro argentino de incomparable producción literaria; León Tolstoi, el célebre escritor ruso; James Joyce, el escritor irlandés de espléndida prosa; Virginia Woolf, la británica autora de sustanciosa obra poética, ensayística y narrativa; y el mismo austrohúngaro Franz Kafka, autor de admirables piezas narrativas y poéticas. Todos fueron evadidos por el Premio Nobel, algunos, –tal vez-, por razones ideológicas.

Nicanor Segundo Parra Sandoval, quien por primera vez vio la luz de todos sus amaneceres en San Fabian de Alico, en la Región del Biobío, República de Chile (el 5 de septiembre de 1914), al venir al mundo trajo consigo la unción superior de la que están revestidos los poetas. Y sin importar que su cuna no fuera de oro, se desarrolló para venir a cantar versos de inevitable referencia e influyentes por su grandes calidades en su forma y en su fondo. Se sabe que es el creador de la denominada antipoesía y por ello la exigente crítica literaria le considera uno de los mejores poetas occidentales. Es parte de una connotada familia de músicos y artistas chilenos. Y es uno de los pocos seres humanos que el Supremo Creador le dio la bendición de sobrepasar el umbral de los cien años.

Perteneció a una modesta familia compuesta de ocho hermanos, quienes nacieron del matrimonio conformado por el músico y profesor Nicanor Parra y la modista campesina, cantora de música folclórica, Rosa Clara Sandoval Navarrete.

A los dieciocho años de edad, despues de haberse graduado en los estudios primarios, salió de su seno familiar para establecerse en Santiago, la capital chilena. Ahí realizó estudios secundarios e hizo amistad con personas con quienes, a su vez, desarrolló afinidad artistica. Y según sus palabras, ahí tambien gestó las ideas de lo que enseguida se derivaría en la antipoesía. 
En el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, estudió Matemáticas y Física; aunque tambien intentó estudiar ingeniería, leyes e ingles, estos estudios los abandonó al solo iniciarlos. Para sufragar los gastos de sus estudios, tuvo que trabajar como inspector en un internado educativo; local en el que también junto a dos de sus amigos, fundó la Revista Nueva, la que distribuía entre docentes y estudiantes; y en donde realizó sus primeras publicaciones. Entre sus primeras producciones literarias, está el cuento “Gato en el camino”, un insolente poema en verso libre que le trajo consigo una reprimenda por parte de las autoridades de aquel centro educativo. A través de la Antologia de poesía chilena nueva conoció a los exponentes de la poesia contemporanea; y de este modo se interesó por los poetas chilenos y españoles de ese tiempo, así como por la literatura traducida de los surrealistas franceses y otras vanguardias europeas como el dadaismo.  
En 1937 alcanzó el grado de profesor de matemáticas por la universidad de Chile, y bregó por el siempre honroso camino de la docencia, compartiendo saberes en las matematicas y en la física. Este año publicó su primer poemario titulado “Cancionero sin nombre”, el que resultó muy influenciado por la obra de Federico García Lorca. En la ciudad de Chillán, donde impartía clases de Matematicas y Física, fue nombrado poeta laureado en la Fiesta de la Primavera; y fue ahí donde se encontró por primera vez con el gran poeta Pablo Neruda, quien a la sazón andaba de gira politica en quel lugar.

Un año despues, en 1938, la municipalidad de Santiago le otorgó el Premio Municipal de Poesía, por su primer poemario. Fue en ese contexto que, en un acto de homenaje a la excelsa poetisa Gabriela Mistral, le dedicó el poema “Canto a la escuela”; por lo que Mistral lo elogio diciendo que sería “el futuro poeta de chile”. En este año fue cuando Parra se introdujo en la poesía de Walt Whitman, a traés de la traduccion del poeta uruguayo Alvaro Armando Vasseur.

A causa del terremoto ocurrido en Chillán (Chile), en enero 1939, retornó a Santiago donde siguió en la docencia. En este año es incluido en la Antología “Ocho nuevos poetas chilenos”, luego en la antología “Tres poetas chilenos” (en 1942); y mientras tanto, seguía hurgando sobre nuevas formas de hacer poesía.

En 1943, gracias a una beca que le otorgó el Instituto of International Education, viajó a los Estados Unidos, para estudiar un postgrado en mecánica avanzada en la Universidad Brown (Providence, Rhode Island). Y retornó a Chile en 1946. Luego, en 1949, fue a realizar estudios sobre cosmología a la Universidad de Oxford, Inglaterra, donde permaneció hasta 1952. Ahí leyó mucha literatura clásica; y se casó con la sueca Inga Palmen con quien regresó a Chile.  En su país, junto al poeta Enrique Lihn y el artista Alejandro Jodorowsky, montó “Quebrantahuesos”, una exposición de poesía mural realizada con recortes de periódicos, utilizando la técnica del colllage. Las vivencias en el extranjero le dieron elementos para gestar su segundo poemario “Poemas y antipoemas” (1954). Y fue aquí donde este autor trajo el nuevo concepto de ANTIPOESÍA,  con el cual muestra oposición a toda la poesía tradicional imperante en Chile, liderada por Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha. A partir de esta obra y nueva manera de hacer poesía, el autor comienza una intensa actividad literaria que lo da a conocer a nivel nacional e internacional. Consagrándose, entonces, como maestro permanente y con profunda influencia literaria a través de su poesía. Siendo su obra literaria traducida al ingles, al francés, al sueco, al ruso, al checo, al filandés, al portugués, y a otros idiomas.
En la segunda parte de la década de 1950-1960, Nicanor Parra dictó conferencias e impartió talleres literarios y presidió otros eventos poéticos, en Estados Unidos, Perú, Panamá, y Méjico. En 1958 viajó a Europa y Asia, teniendo por destino, Moscú, Roma, y Madrid. En 1959 fue invitado al Consejo Mundial de la Paz, en Pekín, haciendo escala en Estocolmo, Suecia, donde entabló amistad con el escritor Arthur Lundkist, entonces Secretario de la Academia Sueca, y en la casa de éste conoció a la escritora Sun Axelsson, con quien tuvo una relación amorosa breve y desafortunada. Participó en el Primer encuentro de Escritores Americanos organizado por la Universidad de Concepción, en 1960; y ahí, estableció contacto con los literatos Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti. Éste ya conocía su poesía por medio del crítico literario anglochileno Jorge Elliott, le publicó “Antipoems” (1960), y luego Poems and Antipoems (1967). Entre 1960 y 1970, Parra fue prolífico. Así, fue sumando “Versos de salón” (1962), “Canciones rusas” (1967) y “Obra gruesa” (1969). En estos años fue profesor en diversos centros educativos de Estados Unidos. Y fue en 1969 que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en Chile por la influencia de su propuesta estética en la cultura nacional.

El abril de 1970 participó en el Festival Internacional de Poesía promovido por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington D.C. Luego de algunas producciones y actividades literarias durante los setentas, en 1982 publicó sus “Ecopoemas”, haciendo con ellos una propuesta ecológica alternativa al socialismo  y al capitalismo, para entonces trabados en la Guerra Fría. Desde esta torre, que mantuvo durante las décadas del ochenta y del noventa, hizo sus críticas al poder público con una perspectiva no ideológica. Y en este contexto produjo “Chistes parra desorientar a la policía poesía” (1983), y “Poesía política (1983) y “Coplas de navidad” (1983).

Diversas personas naturales y jurídicas lo postularon al premio Nobel de Literatura, tres veces (en 1995, 1997 y 2000). En el último intento sus postulantes realizaron conferencias, conversatorios, exposiciones en torno a la antipoesía, en la Universidad de Chile, promoviendo en todo esto su vida y su obra literaria. Pero, aun así, el Premio Nobel decidió quedarse sin él. No obstante, España, la madre patria, sí lo acogió, y en el 2001, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana le fue concedido.

Tomando como pretexto los premios y distinciones obtenidas, expresó su crítica social escribiendo “Discursos de sobremesa”, de los cuales formó el libro homónimo publicado en el 2006.
Meritorio es decir que su producción artística denominada “Artefactos visuales”, que consisten en instalaciones a base de reciclaje, y con lo cual se materializa la idea del antipoema, fueron presentados en Madrid, España, y en Santiago de Chile en el 2001.


De su producción literaria, en el año 2006, se hizo una exposición denominada “Obras públicas”, la cual causó gran impacto en la nación austral latinoamericana. Ese mismo año fue publicada la “Obra completa & algo +”, con su producción literaria comprendida entre 1935 y 1972; y de su primer volumen tuvo exitosas ventas en la Feria Internacional del libro de Santiago.
El uno de diciembre del 2011, obtuvo el Premio Cervantes, siendo el tercer chileno en obtenerlo, después de Jorque Edwards, en 1999, y Gonzalo Rojas, en el 2003. En aquel momento, Carmen Caffarel, entonces directora del Instituto Cervantes, al efecto argumentó: «el Premio Cervantes reconoce esta vez no solo la valía de un creador universal, sino también la necesidad de la búsqueda de nuevas formas de expresión y la exploración de las fronteras comunicativas del ser humano».
En junio siete del 2012 le fue otorgado el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, por su trayectoria y aporte a la literatura hispanoamericana.
En el año 2014, al cumplir cien años de edad, Chile organizó actividades conmemorativas a su vida y a su obra, realizando las exposiciones denominadas “Artefactos” y “Parrafraseo”, durante las cuales se trabajó su poema “El hombre imaginario”.
Mientras residía en la localidad de La Reina, Chile, la muerte le hizo el jalón de mano el 23 de enero del 2018. Para entonces, su reloj biológico marcaba 103 años, cuatro meses y 18 días de marcha.
Su gran legado es saber hacer sin imitar a nadie, y, antes bien, intentar renovarlo todo. Pues, él mismo lo decía: “…yo no soy derechista ni izquierdista// yo simplemente rompo con todo”. Y, vaya que sí, porque aun siendo de sobra merecedor del Premio Nobel de Literatura, dejó a este galardón sin su nombre, al igual que los grandes y extraordinarios mencionados al inicio.





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