viernes, 21 de septiembre de 2018


SÉ VOS MISMO Y CAMBIARÁS EL MUNDO
No creas, no sigas, 
no admires, no imites 
al que habla de unidad 
pero en su hogar riñe 
y se destroza con los suyos;
al que habla de dar paso al joven,
pero se le ubica en la escalera
para que no suba;
al que te aconseja tolerancia,
pero vocifera contra el latir
del corazón de su vecino;
del que dice tener firme
y social pertenencia,
pero es miembro de corporaciones
cuyas sopas de letras
que las identifican
son más grandes que el
número de sus integrantes;
del que se jacta de tener
despercudido y terso el rostro,
pero sus manchas y arrugas lo delatan;
del que dice ser imagen de alta definición,
pero su retrato siempre luce macilento y envejecido;
del que afirma elevar la bandera patria
al más alto mástil de la veneración y del respeto,
pero a solas se abriga y se trapea con ella
y, peor aún, la negocia y la entrega, y sin escrúpulos,
por unas cuantas monedas de plata
al foráneo del Este o del Oeste;
del que habla de honor,
pero se entrega al mejor postor,
y claudica ante todo mísero chantaje;
del que asevera tener la verdad,
pero en la primera vuelta del camino
tiene amarrado el caballo de la mentira
sobre el que cabalga con el sable del engaño
para herir al primer ingenuo y desafortunado
que encuentre en su maloso destino;
del que arguye tener todos los elogios y los votos,
pero ni el loro de su casa dice una palabra a su favor;
del que grita ser guía del pueblo,
pero no lo sigue ni el perro de su patio.
No creas, no sigas, no admires, no imites a nadie.
Sé vos, en vos; sé vos mismo;
y comenzarás a ver cómo cambia el mundo.

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