Les dejo este escrito que me encontré navegando en Internet. Quizás alguien entiende su texto y su contexto, y lo comenta.
CONVERSACIONES DE
DOS AMIGOS.
No
era por el camino de Emaús,
ni
por las sendas que llevan a las ruinas de Machu Picchu,
tampoco
por los cruces con que a hurtadillas
se
llega a lado norte de Rio Bravo.
Era
por los trancados caminos de Nicaragua,
tan
difíciles de andar como el mismo Camino de la Vida,
en
que dos amigos se juntaron,
y
esta conversación sostuvieron:
-Amigo,
y por qué no le dice a su Presidente que
mejor renuncie de su cargo y no siga dejando que este pueblo se esté ahogando
en sangre.
-Porque
mi Presidente no tiene culpa de todo esto que está pasando.
-¿Cómo?
¿Lo oigo en verdad, o es una pesadilla que tengo? Yo siempre lo he tenido a
usted por inteligente. ¿Por qué me dice eso ahora ante tanto desmanes que se ha
visto en las calles?
-Porque
la gente que ha muerto, es entre ella misma que se ha estado matando…
-Mejor
no siga hablando, amigo, porque ante tanta prueba recogida con las cámaras de
videos de tantos teléfonos celulares que andan en manos del pueblo, no puede
ocultarse nada.
-Quizás,
amigo. Pero le voy a decir la verdad: Ni usted ni yo somos jueces para declarar
a nadie culpable. Y, además, ninguno de los seguidores de a pie, y ni de los
más cercanos de sus colaboradores, va a tener la osadía para decirle al Presidente
lo que debe o no hacer, si es un hombre muy bien informado.
-Pero
yo digo que, si en realidad ustedes aman a su Presidente, es mejor que le digan
lo que en verdad está ocurriendo en la parte de afuera y más allá de los muros
de su vivienda. Así, saldría él del error, y ordenaría a sus defensores a que
no sigan atacando a la gente del pueblo que manifiesta su descontento en las
calles.
-Es
verdad que lo amamos; pero quizás usted no entiende que si no es tan fácil
estar ahí gobernando cuando los vientos son favorables, ¿cómo va a ser cuando las
circunstancias no están de su lado?
-No
se me salga del punto, ni se me vuelva impotente, mi amigo. Mejor vaya y dígale
a su Presidente que el mejor favor que se puede hacer a sí mismo, y el mejor
favor que le puede hacer a este herido pueblo, es que en este mismo momento
prepare un plan de salida del cargo, y deje que la gente, lo antes posible, elija
a sus nuevos representantes. Si lo hace ahora, le aseguro que a su gobernante
hasta se le tendría en estima.
-Sí,
amigo; pero entiéndame que el Presidente no fue el culpable de que estas cosas
llegaran hasta este punto. No mira que fue la Policía la que en uso de sus facultades
trató de poner orden entre los manifestantes…
-No
venga con peros, amigo. Y pongámosle que así fuera, ¿es que acaso no es el Presidente
el Jefe de la Policía? Además, si a un Presidente se le sale de control el
proceder de sus subalternos, y de sus instituciones, sean gubernativas, de
defensa o de policía, entonces quiere decir que es un Presidente de caricatura,
y debe ser sustituido, porque nada manda. Así que, de todas maneras, tendría
que abandonar el cargo.
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