martes, 12 de junio de 2018

Les dejo este escrito que me encontré navegando en Internet. Quizás alguien entiende su texto y su contexto, y lo comenta.   


CONVERSACIONES DE DOS AMIGOS.

No era por el camino de Emaús,
ni por las sendas que llevan a las ruinas de Machu Picchu,
tampoco por los cruces con que a hurtadillas
se llega a lado norte de Rio Bravo.
Era por los trancados caminos de Nicaragua,
tan difíciles de andar como el mismo Camino de la Vida,
en que dos amigos se juntaron,
y esta conversación sostuvieron:

-Amigo, y  por qué no le dice a su Presidente que mejor renuncie de su cargo y no siga dejando que este pueblo se esté ahogando en sangre.

-Porque mi Presidente no tiene culpa de todo esto que está pasando.

-¿Cómo? ¿Lo oigo en verdad, o es una pesadilla que tengo? Yo siempre lo he tenido a usted por inteligente. ¿Por qué me dice eso ahora ante tanto desmanes que se ha visto en las calles?

-Porque la gente que ha muerto, es entre ella misma que se ha estado matando…

-Mejor no siga hablando, amigo, porque ante tanta prueba recogida con las cámaras de videos de tantos teléfonos celulares que andan en manos del pueblo, no puede ocultarse nada.

-Quizás, amigo. Pero le voy a decir la verdad: Ni usted ni yo somos jueces para declarar a nadie culpable. Y, además, ninguno de los seguidores de a pie, y ni de los más cercanos de sus colaboradores, va a tener la osadía para decirle al Presidente lo que debe o no hacer, si es un hombre muy bien informado.

-Pero yo digo que, si en realidad ustedes aman a su Presidente, es mejor que le digan lo que en verdad está ocurriendo en la parte de afuera y más allá de los muros de su vivienda. Así, saldría él del error, y ordenaría a sus defensores a que no sigan atacando a la gente del pueblo que manifiesta su descontento en las calles.

-Es verdad que lo amamos; pero quizás usted no entiende que si no es tan fácil estar ahí gobernando cuando los vientos son favorables, ¿cómo va a ser cuando las circunstancias no están de su lado?

-No se me salga del punto, ni se me vuelva impotente, mi amigo. Mejor vaya y dígale a su Presidente que el mejor favor que se puede hacer a sí mismo, y el mejor favor que le puede hacer a este herido pueblo, es que en este mismo momento prepare un plan de salida del cargo, y deje que la gente, lo antes posible, elija a sus nuevos representantes. Si lo hace ahora, le aseguro que a su gobernante hasta se le tendría en estima.

-Sí, amigo; pero entiéndame que el Presidente no fue el culpable de que estas cosas llegaran hasta este punto. No mira que fue la Policía la que en uso de sus facultades trató de poner orden entre los manifestantes…

-No venga con peros, amigo. Y pongámosle que así fuera, ¿es que acaso no es el Presidente el Jefe de la Policía? Además, si a un Presidente se le sale de control el proceder de sus subalternos, y de sus instituciones, sean gubernativas, de defensa o de policía, entonces quiere decir que es un Presidente de caricatura, y debe ser sustituido, porque nada manda. Así que, de todas maneras, tendría que abandonar el cargo.

-Argumentos van, argumentos vienen, amigo. Pues, las cosas son según el ojo con qué se miren. Por eso le voy a decir aquí calladito (y acercándosele al oído): El presidente ya está alistando maletas, para dejar el cargo, porque ama a este pueblo; solo es cuestión de días, o de horas, pero está exigiendo algunas garantías. Pues, él y su gente, también son nicaragüenses y a ninguno debe ocurrírsele, ni en peregrinas ideas, el exterminio de nadie. Y, por eso mismo, yo le digo a usted que nunca debemos, ni por esto que está pasando ahora ni por nada del futuro, llegar a ser enemigos; pues, todos los días nos vamos a seguir viendo por este camino, y necesitamos seguir siendo amigos. 

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